Venecia es un lugar bellísimo, lleno de flores y de bonitas casas de colores. Un día, un noble, que no sabía qué hacer con tanto dinero, se propuso acoger a una joven artista para financiarle sus proyectos. La joven que escogió, hasta ese día, había sido su criada.
MARCELLO.- ¡Buenos días, Julieta!- dijo Marcello muy contento.
JULETA.- ¡Buenos días mi señor! ¿Ha dormido bien hoy?
MARCELLO.-Sí, muchas gracias. Quería comentarte algo...
JULIETA.-Diga usted.
MARCELLO.-Antes he pasado por su habitación y he visto unos preciosos cuadros, ¡No sabía que pintaba!
JULIETA.-Sí, mi señor -respondió ella algo avergonzada-. Pero sólo en los ratos libres y por la noche, si no puedo dormir.
MARCELLO.-Me gustaría que te dedicaras más a tus trabajos.
JULIETA.- ¿Cómo? Y entonces... ¿dejar de ser sirvienta?
MARCELLO.-Sí, es una pena malgastar tu talento de esta manera, ahora mismo Jorge, que será tu criado, te preparará una nueva y más grande estancia.
JULIETA.-¡¡Vaya!!¡Pues mil gracias, señor!¡Nunca podré agradecérselo lo suficiente!¡Ahora mismo me voy a poner en ello!
Cada día, Marcello iba a la estancia de Julieta para observar sus bonitos y refinados cuadros y charlar un rato. Así se hicieron muy amigos.
MARCELLO.- (Llamando a la puerta de Julieta) Julieta, ¿puedo pasar, o estás ocupada?
JULIETA.-No, Marcello, pasa, pasa.
MARCELLO.-El sábado que viene se celebra un baile en honor a un buen amigo mío y me ha pedido que lleve conmigo a una acompañante...Y se me ocurrió que podrías ser tú.
JULIETA.- ¡Oh! Pues sería un honor ir con usted la verdad (muy contenta).
MARCELLO.-Entonces perfecto, Jorge te traerá un vestido que he escogido esta misma tarde; espero que te guste.
JULIETA.- ¡Vaya, gracias!
(Ya en el baile...)
MARCELLO.-Mmm... ¡Bailas espectacularmente bien! Y te ves muy hermosa con este vestido.
(Julieta se sonroja).
JULIETA.- ¿Vamos a la terraza a tomar el aire?
MARCELLO.- ¡Claro! (Ya en la terraza). Creo que tendríamos que hablar, esta situación no es normal y no sé cómo reaccionar.
JULIETA.-Ya te entiendo, pero mis sentimientos no cambiaran por muy rara que sea la situación. Además mis cuadros ahora se venden muy bien.
MARCELLO.-Lo sé, aún así puedo perder toda mi reputación por culpa de lo que siento por ti. Sabes que por ti, mi princesa, haría cualquier cosa.
JULIETA.-Sí, lo sé, pero no tiene porqué pasar.
MARCELLO.-Tendremos que probarlo y veremos qué sucede.
Y Marcello y Julieta sellaron su propuesta con un apasionado beso.
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